Summer ¡Maldito sea el comisario Benjamín Ordoñez! ¿Quién demonios se cree que es? Aún no puedo creer que se atreviera a esposarme. ¿Quién cree que soy? ¿Un asesino peligroso? Oh, no. Esta vez si que se ha equivocado. Le costara sacar la pata del hondo pozo en el cual la metió. Porque una cosa es que necesite su ayuda y otra muy diferente, es que aguante sus arranques de justiciero arbitrario. -¡Pero espera a que nos volvamos a ver!- espeté, consiguiendo abrir la esposa.- Vas a conocer a Summer Dalt. Soltarme no había sido sencillo, pero no era la primera vez que me veía en estas situaciones. Debí romper el despertador que Benjamín tenia en la mesa de noche, justo al lado de mi cama. Una vez el aparato termino destrozado, luego de golpearlo reiteradamente contra el cabezal de