Ben Si uno viera la casa bien cuidada, con aspecto familiar, que tenia frente a mi, nadie sospecharía que era la casa de un delincuente. Casa donde ahora la madre de este, escondía a una pequeña, a la cual estaban usando como moneda de cambio. ¿Qué clase de persona se prestaba a algo tan sucio y vil? Aunque esperaba que la señora no tuviera idea de lo que hacia, que ella también hubiera sido engañada, aunque esas posibilidades eran demasiado escasas. Tras dos golpes en la puerta, seguía sin recibir respuesta. Solo habían dos opciones, la señora estaba muy ocupada para responder, o de plano no pensaba hacerlo. Continúe golpeando dos, cuatro y a la sexta vez, por fin recibí respuesta. La señora de cincuenta años me miraba como si fuera alguien indeseable, alguien que solo manchaba su