David Canarias aceptó el trabajo y al escuchar el “muy bien, lo esperamos en esta fecha” de pronto sintió que su corazón se alegraba. Cumplir el sueño que uno tiene desde que era joven es una de las sensaciones más reconfortantes que existen y ahora comprendía muy bien a Luz cuando le dijo que era para lo que estaba destinado a ser; entonces, así empezaron las despedidas. Con el plan hecho y los lugares marcados, era indispensable comenzar a despedirse sobre todo del pequeño piso colorido que a ellos les gustaba tanto. Luz tendrían la oportunidad de regresar una vez más para poder dar lo toques finales a la mudanza, pero David Canarias ya no lo haría, ya que antes de la boda de María Julia se llevaría a Sila a Madrid para poder secarle su documentación allá, y buscar donde vivir, para lue
