David cerró la puerta con cuidado, caminó hacia Luz y la abrazó. –Tú no eres de cambios de opinión mi vida, eres mi “Necedades” la mujer que consigue lo que desea y si no se hace camino para hacerlo, no puedes decirme de pronto “ Vámonos a España” ― Dijo con cariño. Luz lo apretó contra su cuerpo y recargó su cabeza sobre el pecho―¿Eres feliz aquí David? ― Preguntó. Su esposo se puso serio, sabía que esa duda había sido sembrada por Fernández y que en realidad no era algo que Luz pudiera pensar. Besó su cabello, paso sus manos sobre él y luego dijo.― Soy muy feliz, lo soy porque estoy contigo y donde vayas yo voy. ―¿Seguro?― Comentó Luz y luego lo vio a los ojos. ―Crees que te mentiría ¿Cuando he encontrado cientos de hobbies aquí por hacer? ―Es que…¿Qué tal si extrañas ser pediat