David La boda de María Julia es en verdad íntima, sólo la familia está presente y tiene como escenario el increíble mar que con su belleza no hubo tanta necesidad de flores, decoraciones o algo típico de las bodas. Todos estamos aquí, el tío Francisco con su familia, la abuela Rosalva que al verme lo primero que hizo fue abrazarme y decirme que seguía tan guapo como siempre, por supuesto mis padres que ahora eran más parte de la familia que antes y los Ruiz de Con, la familia que se conmovió cuando Robert en un perfecto español le dijo sus votos a María Julia y luego se puso en una rodilla ante Sabina para regalarle un anillo de verdad para pedirle que fuera su hija. Lloramos a mares al ver que la pequeñita le dijo que sí y luego le abrazó junto con su madre sellando ante nuestros ojos

