Después del viaje a Chinchen Itzá. David y Luz llegaron a la casa en renta en Valladolid, prendieron aire acondicionado y por unos minutos se quedaron recostados sobre la cama mientras sentía el frío recorrer todos sus cuerpos. De pronto el sueño les ganó y sin poder evitarlo se quedaron dormidos hasta ya entradas las siete de la noche, cuando el hambre los despertó a ambos y decidieron salir a explorar Valladolid de noche. Ambos se dieron una ducha más o menos rápida, ya que la Luz ahora tenía que considerar la férula que traía sobre el brazo. Se pusieron sus mejores ropas y por mejores Luz se llevó los aplausos porque traía un hermoso y sencillo vestido blanco que le dio un toque de elegancia a la noche. David al verla le sonrió. —Te ves guapísima mi amor.— Le comentó. —Muchas gra