—¿Qué hacemos aquí?—cuestiono al ver que Aramise se ha detenido frente a una taberna de dudosa moral. Veo mujeres con vestidos poco conservadores qué me hacen desviar la mirada hacia Aramise. —Solo tengo que pasar por algo importante, espera aquí—me explica Aramise mientras se baja del caballo para amarralo justo en un bebedero público—no tardo. Se cubre la cabeza con una capucha y entra al lugar con sigilo. Yo me quedo ahí, observando hasta que veo un par de hombres que entran a la taberna, pero esos tipos me parecen familiares, así que me bajo del caballo y me atrevo a espiar por la ventana. Todo lo que puedo ver en el interior me repugna de cierto modo, pero antes de apartarme, veo a uno de los hombres ir hacia la barra y al mirarlo con mayor atención, una ira incontrolable se apode

