—Supongo que tendré que ir detrás de ti para cuidar de tu trasero—bromea—no te imagino sentado en el trono. —¿Crees que alguien como yo no es digno de estar ahí?—cuestiono al ver que él tampoco me cree lo suficiente como para un cargo así y aunque esto no debería ofenderme, en realidad si me molesta un poco, porque el imbecil al qué llamamos rey es inferior a la mierda de los cerdos. —No me mal entiendas, cualquiera podría ser digno y mejor que el rey qué tenemos ahora, pero por si lo olvidabas, ese idiota tiene una heredera y hasta donde sé, en un golpe de estado, no solo tienes que matar a la serpiente sino también a su cría, la cual podría ser muy peligrosa si la dejas con vida—manifiesta y entonces recuerdo a la pequeña niña qué conocí en la cabaña, aquella por la que estoy aquí y e

