Luego de años de planeación, de peleas ganadas y cicatrices de batalla. El día ha llegado, mis hombres están ocultos entre la gente, fingiendo ser ciudadanos comunes.
Miró a un par de guardias qué montan a caballo, vigilando la calma de las calles y me sorprende que exista tan poca seguridad, aunque después de tantos años de vivir bajo el régimen de un rey qué pisoteo a su pueblo, en la ciudad real no quedan ánimos para robar o matar, porque el castigo no solo es la muerte, sino que también te torturan antes de morir.
Pero eso no quiere decir que aquí no exista el hambre, de hecho, me atrevo a decir que aquí hay un tipo de hambre diferente y no solo de pan, aquí a los hombres se les permite todo tipo de depravación es una vez cae la noche y las mujeres pobres y con hijos se ven forzadas
