Mucho tiempo después y al caer la noche, estoy envuelta en una manta y a mi lado está Bastian, con el cuerpo tambaleándose de aquí para alla en un vaivén tenue debido al movimiento del carruaje. Duerme, pero no lo hace como alguien que solo está cansado, sino más bien enfermo. Durante todo el trayecto no quiso comer absolutamente nada, ni siquiera una pequeña uva alegando que le dolía el estómago y la cabeza, ese fue el motivo, según él, por el que quiso dormir, pero su cansancio no es normal, es decir, nunca lo vi dormir tanto tiempo hasta ahora. Las calles están desérticas, nadie decente y que se respete, andaría a estas horas de la noche, a excepción de nosotros, claro, pero al mirar por la ventanilla, lo único que se puede ver, con las calles empedradas y las lamparas de aceite encen

