—¿Alguien?—cuestionó un tanto desconcertada—¿Tú no iras?
—Creo que si te acompaño, solo seré un estorbo por no decir que no podre controlar todo el resentimiento que tengo si voy—explica y yo siento una enorme felicidad por dentro, pero no me digno a demostrarla justo en ese momento porque a pesar de que ha cedido ante mis súplicas, en realidad nuestra relación sigue igual que antes.
—Entonces te veré cuando partamos de viaje—deduzco, pero él no responde, sino que se vuelve hacia el ventanal por el cual observa algo a la distancia, así que aprovecho la oportunidad para irme, aunque al cerrar la puerta siento un extraño sabor de boca, es como una inconformidad por dejar nuestra discusión a medias, si tan solo hubiéramos conversado un poco más, tal vez habríamos arreglado varios inconvenie
