Durante la calma de la noche, mis hombres atacan el palacio y para cuando hago acto de presencia, los soldados y guardias que se han rendido ante mí, han sido aprisionados y en cuanto a los que se han atrevido a oponerse, están tirados sobre el suelo, inertes y aún tibios. —Informe—le pido a Keith quién camina a mi lado. —Hemos capturado a todos los soldados que tiene una espada y encerrado en la cocina a la mayoría de los sirvientes del palacio— revela y esa palabra que utilizo me inquieta bastante. —¿Mayoría?— digo al momento en que entramos a la sala del trono, donde mis hombres rodean dos cuerpos, los cuales tiene pijamas bastante vistosas y elegantes, además de una bolsa de tela en la cabeza. —Los sirvientes de la princesa no estaban en sus camas—me anuncia y su noticia me hace en

