Dániel Cuatro meses han pasado desde que recibí el diagnóstico, una vez los síntomas del tratamiento empezaron a aparecer estuve en una montaña rusa de emociones impresionante, pero lo peor era todo el dolor que experimentaba en mi cuerpo, a veces era tan insoportable que llegué a pensar en tirarme más de una vez de ese balcón y acabar con todo esto, entonces veía la foto que tengo siempre conmigo de Max, quería verlo cumplir sus sueños, quería verlo formar una familia y aunque suene tonto, me imaginé cargando a sus hijos, unos que heredarían los ojos azules de la familia. En este tiempo Ragnar ha sido un apoyo increíble, diría que hasta sobrehumano, ha soportado en silencio mis llantos, las ganas de rendirme, cada dolor, ha sido impresionante la paciencia y la dedicación que ha tenido