31 de julio – 3,390 a. C. Tierra: Villa de Assur Coronel Mikhail Mannuki’ili MIKHAIL Batiendo sus alas, bajó y dejó a un lado su pesada mochila. La puerta se abrió antes de que pudiera llamar. Un par de ojos avejentados, casi ciegos por las cataratas, se asomaron con la cálida luz de su horno de fondo. —¡Entra! —dijo Zhila. —Sí, hazlo —llamó su hermana, Yalda, desde algún lugar del interior de la casa. —Gracias, Señoras —dijo él—. Les agradezco que me dejen pasar la noche. Llevó la mochila al interior de la casa de las mujeres y colocó el uniforme que había pasado medio día planchando —sin el beneficio de la electricidad—sobre una mesa de trabajo para que no se arrugara. Un aroma celestial asaltó sus fosas nasales. —¿Es eso pan? —preguntó esperanzado. —Y cordero asado —dijo Yal