Agosto - 3,390 a. C. Tierra: Lugar del Impacto NINSIANNA Bostezando y estirándose en su mullida cama, Ninsianna abrió los ojos y encontró a su nuevo marido mirándola fijamente. Una leve sonrisa asomó en la comisura de su boca. —Creo que mi ala se ha quedado dormida. —¿Eh? Ella acarició la enorme ala marrón-negra que los cubría a ambos. Las mantas no eran más que un estorbo para una especie que venía equipada con su propio edredón de plumas. Pasó los dedos por debajo de las plumas para hacerle cosquillas en su cálida piel de ave. —Esa no —su sonrisa iba de oreja a oreja—. La otra ala. Acarició la cama bajo su espalda. En algún momento de la noche, había rodado sobre su otra ala, encerrándose completamente en sus enormes alas. Pasó los dedos por las suaves plumas. Mikhail se retor