Me inclino hacia atrás apoyando las manos sobre la cama. —Pensé que me lo habías dejado a mí —comenta terminando de entrar. —Sé que temes herir sus sentimientos, pero de mujer a mujer las cosas son mejor —sonrío. —. Ah y si te preocupa lo de Helena, no dejo de preguntarme, ¿Qué rayos quería en nuestra recámara? —¿Estás segura de que estuvo aquí? —pregunta. Arqueo una ceja mirándolo mal. —¿Confías en ella? —pregunto con seriedad. —En ningún momento lo hice —aclara. —Algo quiere, y si no lo descubrimos nos va a perjudicar, lo presiento —explico. —. Si estuviera realmente enamorada de ti, no iba a amenazarte con tu hija, primero trataría de ganarse a la niña. —¿Como hiciste tú? —Hablo en serio Alex, además, lo mío no cuenta, me gané a tu hija sin siquiera conocerte. —¿Qué t