—¿De qué hablas? —pregunta confuso. Abandono la puerta y regreso al sofá, me siento apoyando una mano debajo de mi cabeza mirando un punto fijo en la casa. —Ella es libre, y ahora lleva un hijo tuyo, en el camino puedes darte cuenta de que, tal vez ella es lo que quieres —explico. —¿Contigo a mi lado crees que podré tener ojos para otra? —pregunta, inclina su mano y aparta mechones de mi rostro. —Alex no estoy segura de que continuar sea una buena opción —digo entre cortada, sintiendo mis ojos cristalizarse. —. ¿Cómo crecerá ese bebé? ¿Con padres separados? —¿Cuál es la diferencia? —Que la madre de Beatríz no la quiere, o no lo hacía, desde ya ustedes son una pequeña familia y yo la intrusa —masajeo mi cabello pensativa. —¿Y si yo te amo a ti? Un hijo no ata a los padres a estar