Recuerdos acechantes

2439 Palabras

Me estiro sobre la palanca de velocidades depositando un beso en su mejilla y me apeo fuera del auto. Subo los escalones a paso neutro hasta la segunda planta, aspiro hondo mientras rebusco en el bolso, hallo el llavero de rana (regalo de Neil), lo sacudo buscando la llave adecuada. Me paralizo cuando encuentro la que abre la casa de Evan, la garganta se me seca mientras la miro. Tengo que devolvérsela o deshacerme de ella. Me tengo que sostener del marco de la puerta para aspirar hondo. «Se ha acabado, Leilah. Supéralo». Ése hombre es un error, una maldita equivocación, una apasionante confusión. Un hijo de perra que no merece un sólo pensamiento tuyo. Introduzco la llave correcta y empujo la puerta. Adentro el ambiente está fresco, gracias a Dios. Suelto el bolso en el taburete junt

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