Alan No sé cuánto tiempo había pasado, solo que el punzante dolor en mis nudillos comenzaba a ser molesto. Me encontraba sentado en la misma posición que hace una media hora desde que mi mamá se fue y había dejado a cargo a Rick para que se aseguraba que no cometiera una locura. Lo agradezco porque estoy seguro que de estar solo, iría a cobrarme unas cuantas faltas con tal de apaciguar la ira que tengo en mi interior por no haber visto antes lo obvio. El tiempo a mi alrededor no pareció correr igual, todos fueron voces lejanas y manchones de personas a mi alrededor que a veces no tuve la más mínima idea de quiénes eran. Desde que salí fúrico de la fiesta de compromiso luego de descubrir que mi prometida se había acostado nada más y nada menos que con el doctor amigo de mi familia; el

