Los haces de luz artificial iluminan de manera cónica el camino empedrado que conduce a la entrada del hotel. La fachada es más del estilo renacentista, un edificio alto e imponente que por fuera parecía un castillo de cuentos de hadas y por dentro contaba con todos los accesorios y complementos para hacer de ese espacio un merecedor hotel de cinco estrellas. Apenas habíamos puesto un pie en Ontario, Evan había propuesto ir a uno cerca de donde él había trabajado durante todo un año, alegando que nuestra estancia en casa del tío Roger sería de por sí incómoda, no sólo porque sólo había una habitación disponible sino porque la privacidad era un tema con lo que yo estaba totalmente de acuerdo con él. No imaginaba estar con él íntimamente con tantos pares de oídos a tan pocos metros y meno

