Aquella noche de septiembre llegue a pensar que lo nuestro se derrumbaba como un castillo de naipes. Vi a Jorge y creí que ese era el fin de todo. Mi mente imagino una y otra vez los miles de comentarios que aparecerían en torno a la mujer que ahora era la pareja del empresario más respetado y hábil del país. En mi mente escuche miles de reproches de su parte. En mi rostro sentí miles de lágrimas caer, pero todo fue producto de mi imaginación.
Aquella noche ese hombre supo cómo defender nuestra relación. No sé muy bien cómo pudo hacerlo, pero se plantó delante de ese imbécil y dejo en claro que no permitiría que él ni nadie arruinara lo nuestro.
Han pasado ya dos semanas. Sus viajes de negocios han mermado y eso nos ha dado tiempo a terminar con el papeleo de la casa y mudarnos finalment
