Agosto 22 Abro la puerta de entrada de casa de mis padres y entro hasta llegar a la cocina. Sabía perfectamente que estarían allí, es hora de almorzar. La mirada de todos sobre mi están llenas de preguntas y no estoy dispuesto a escucharlas. —Hijo me tenías preocupada, ayer te has ido enfadado y tenía miedo de que algo te hubiese podido suceder, sé que eres grande y que tienes tu propia vida, pero sigo siendo tu madre y me preocupo. — Me dice mi madre mientras se acerca a mí y luego me saluda. —Madre, te lo dije, ha ido detrás de ella. — Señala mi hermana con ese tonito de voz que tanto me desagrada cuando intenta ser sarcástica. —Familia, tengo que hablar con ustedes, y esto es muy serio. — Digo firme y me siento en la silla que siempre hay designada para mí en la mesa. La mirada d