MIA...
Observo a mi bebé dormir y sigo sin creer que él esté aquí, que sea mío. Jamás paso por mi mente el hecho de ser madre. Ya que mi trabajo es riesgoso, pero es algo que me gusta hacer. Desde el momento que me enlisté, decidí no tener hijos. Durante toda mi vida siempre vi a mi padre irse dejándome sola por mucho tiempo, cada día al llegar a casa luego de la escuela temía encontrarme con la noticia de la muerte de mi padre y agradezco a la vida por eso jamás sucedió. Por eso mismo decidí no tener hijos, no me gustaría que él o ellos pasen la misma angustia que yo con mi padre.
- ¿Qué hare contigo? – pregunto tomando su manita para besarla viendo que abre sus hermosos ojos tan iguales a los de su padre.
- Hija ya podemos irnos a casa – dice mi padre observándome con los ojos rebosan
