Una semana ha pasado desde que Adam y yo nos vimos por última vez. Y también de que Rachel me trató de loca al decir que llano fue la que me aventó una piedra a la cabaña. Decidí pasarlo por alto y olvidarme de ella. Mi ansiedad crece a medida de no saber nada de su paradero. Tengo que protegerlo, tengo que estar con él. Necesito que recuerde todo... qué me recuerde. Bebo la cuarta taza de café del día. Necesito mantenerme despierta. El insomnio se hace presente cada noche. Una vez que termino mi café, lavo la taza, la seco y la guardo en la alacena. Me dirijo a la sala, prendo la laptop para revisar mos correos. El trabajo es la única manera de que pueda distraer mi mente y dejar de pensar en Adam. Mis dedos teclean rápidamente. Fijo mi vista al documento para enviarlo al correo de Davi