Se pone de rodillas y me quita la tanga con los dientes, tan solo de verlo hacer eso, siento más humedad entre mis piernas; cuando sube, se detiene para inhalar mi aroma y suspira. —Lo siento, pero tengo que saborearte, no puedo resistirme, tú aroma es embriagador, se me está haciendo agua la boca. Me acomoda en la cama y mete su cabeza entre mis piernas, de inmediato siento su lengua recorriendo mi entrada, lame, chupa y el placer que me provoca es tan intenso, que empiezo a moverme, abre más mis piernas para tener mejor acceso y se me eriza la piel por completo con sus caricias, se entretiene en mi botón de placer y de pronto, mi cuerpo vibra de una manera increíble, es como si por unos segundos flotara sobre el aire con una sensación maravillosa, que es difícil de describir, pero sin