Estoy ansiosa por llegar a mi hogar, además que no imagino las caras de los empleados cuando me vean llegar con dos princesitas, enérgicas, vivaces y demasiado hermosas… Cada vez que las miro no puedo creer que las tuve creciendo en mi interior y que estuvieron a punto de morir por las complicaciones en el parto.
—¿Estás feliz de volver? —me pregunta Nicolas, sacándome de mis pensamientos.
—Mucho, pero también nerviosa —un nudo se instala en mi garganta.
—Todo estará bien… Además, que acá está tu primo, al cual muero de ganas por conocer por todo lo que han hablado y también está Lana con Alejandro —. Sonrío y afirmo mis manos en el coche de las mellizas, mientras él lleva nuestras maletas.
Nuestro autos los dejamos en Chicago, pero contratamos unos conductores que los tra
