—¡Se supone que la cuidarías!—brama mi padre, escucho su voz abajo mientras le grita a Moira su descuido e ineptitud para controlarme y vigilarme, pero según recuerdo este viaje era para olvidar lo que había sucedido, no para que ella me enseñara a comportarme. —Es una adulta, no puedo ir detrás de ella todo el tiempo, ya no es una niña—reclama mi tía, escuchó sus pasos, parece como si mantuvieran una danza de poder para saber quien tiene o no la razón. —¡Pero sigue comportándose como una!—insiste mi padre, parece que sus gritos lo hacen con la intención de hacerme sentir mal, cuando solo soy la víctima, Aidan y yo lo somos. —¿Y de quién crees que es la culpa?—responde mi tía, me parece saber bien hacia donde va la discusión. —No es mía, si es que eso es lo que estás insinuando—pr