Capítulo 68: Horace Horace oyó un timbre. Venía de todas partes, ese repiqueteo constante en la oscuridad. Tan molesto. Murmurando, se dio cuenta de que había estado soñando. Pero el teléfono seguía sonando. Envidia se volvió soñolienta a su lado y se acurrucó. Él estiró el brazo para coger el teléfono. Era Evie, lo que le resultó extraño, porque la cabeza que le hacía cosquillas en la axila era su vivo retrato. Todavía no habían hecho nada, pero aun así… ―¿Qué pasa? Es demasiado pronto ―susurró. ―Mira el enlace ―dijo Evie, alterada. ―Espera. ―Lo hizo. El enlace le llevó a una entrada del blog, una especie de comunicado de prensa de la empresa de Costa. Los mencionaba directamente y afirmaba que todos los modelos habían sido ciberescaneados con el equipo y los conocimientos de su propi