Capítulo 44: Horace ―Solo firma este formulario de autorización ―dijo Costa, terminando el trato. Se estaba haciendo ya tarde y afuera hacía una fresca noche de verano. Horace sintió una vena ardiendo dentro de él. Era como un sentimiento extraño que de alguna manera se había introducido en su interior. ―Espera. Tú vas a vender esto, ¿verdad? ―Bueno, sí, pero nada es seguro…―el carismático hombre dejó la frase inacabada. ―Está bien. Entonces págale a la dama sus honorarios por posar para ti ―dijo Horace, presentando a Ira con la palma de su mano. Costa se rió. ―Tú eres el que la trajo aquí, Horace. ―Sí, pero tú eres quien se lo ofreció. Entonces, ¿cuál es su recompensa? Costa exhaló lentamente. ―Bien. Te ofrezco 200 euros por el lanzamiento del modelo, ¿está bien? ―le preguntó a