Me muevo de lado dándole la espalda a Hugo, toco mi vientre sintiendo leves patadas, ya no hacía falta alarma para despertar, sus patadas eran suficientes. A Hugo le fascina que patee, sino lo hace se preocupa, está tan histérico, pero lo entiendo es su primer bebé, bueno, nuestro primer bebé. Me incorporo y pongo los pies en el suelo, muevo mi cabeza de un lado a otro tocando mi cuello, ya no puedo dormir como se me antoje, a pesar de lo pequeña que soy, mi panza es todo lo contrario. Apoyo mi mano a la cama para poder levantarme pero siento una mano sobre la mía. —¿A dónde vas? —pregunta somnoliento. —Ya regreso —le susurro y me paro. Llegar abajo me toma más tiempo de lo que me tomaba cuando no llevaba panza, ni modos, hasta el más mínimo detalle cambia con el embarazo. Me a