-Esto es lo que me hace tener tu cuerpo delante del mío así sea solo peinándote- confesé, sus hermosos ojos llorosos, mirándome de una manera distinta esta vez, empezó a mover su mano a lo largo de mi pene, el deseo empezando a brillar en sus ojos, ella mordió su labio, y yo acerqué mis dedos, soltándolo- Eso me toca a mí, hacerlo-dije separando sus labios , y besándolos, si yo creía que lo del club había sido fuego, esta era la maldita Lava del Volcan Kaliuea devorándonos, engullendonos y que Dios nos ampare, yo no deseaba detener esta maldita atracción que nos estaba volviendo locos a ella y a mí, yo estaba rindiéndome, la chica me tenía a sus pies y ella nisiquiera podía darse cuenta. Ella se subió en mi regazo, seguí besando sus labios, acariciando su cintura, su caderas, mis labios a