—¿J-julian?—pregunto sorprendida y asustada al mismo tiempo. No esperaba poder hablar con él tan pronto, tenía tantas cosas que decirle y al mismo tiempo no podía hacerlo, al menos no por teléfono. —¿Cómo te encuentras pequeña?—su voz se escuchó serena, no parecía estar preocupado, eso debia ser buena señal ¿No? —Ahora que te escucho—titubeo, era extraño poder hablar con Julián con tanta naturalidad y romanticismo, le dio vergüenza aunque nadie podía ver sus mejillas enrojecidas—me encuentro mucho mejor ¿Y tú? ¿Estás bien? ¿No te han hecho... daño? —No—mintió—estoy bien. ¿Qué te parece la casa? ¿Crees poder vivir ahí unos cuantos días sin mí? —No lo sé—expresó nerviosa—es que no sé cocina muy bien. Extrañamente Julián dejo escapar una pequeña risa que duro unos cuantos segundos, Camil