○○◘◘••♥♥••◘◘○○ Estoy con Briseida en mi camarote, mientras que Bastian se quedó con los niños que llegaron cansados y directo a dormir. La ropa que traje está tirada encima de la cama y ambas nos encontramos mirándola con la boca torcida y acunando nuestras quijadas en los dedos índice y pulgar. Al vernos igual, suelto una carcajada a la que ella se une cuando se percata de lo mismo. —Creo que no tengo nada de gala —comento posando mis ojos en los vestidos que tengo, pero que son vaporosos y más apropiados para cuando estemos al otro lado del océano Atlántico. Briseida suelta el aire que estaba conteniendo y se gira hacia mí. —Tenemos que ir a mi camarote —dice seria y me toma de la mano sin darme tiempo a preguntar o refutar. Caminamos rápidamente hacia el ascensor y subimos los