Brittainy Stewart. Tenerlo frente a mí es como la gota que ha derramado el vaso. La bola que iba a derrumbarme hace un momento y no lo hizo, esa que no terminó de caer para aplastarme mientras sostenía a mi madre entre sus brazos, ha caído. Todo el dolor y la tristeza que no sentí en el momento de la noticia, se hace presente cuando lo veo a él y me siento vulnerable. Mis piernas flaquean y busco a qué sostenerme, pero no encuentro dónde. Él me atrapa antes de que me vaya de bruces al suelo, pero yo sigo sintiendo que no puedo respirar. Es como si tuviese algo atorado en mi garganta que no deja que el oxígeno pase a mis pulmones. —Bri… Necesito espacio, oxígeno, salir lejos de aquí, no puedo quedarme aquí. No quiero que me toque, él no puede tocarme, no quiero, no puedo. —Su