Angélica White Trato de que mi mano se mantenga firme, al igual que mi convicción y mi voz. Aprieto tanto mis dientes como puedo soportar para poder mantener mi estabilidad de todas las formas que pueda. Estoy temblando por dentro y no sé realmente el motivo. Pero lo único que tengo claro es que no quiero que el desgraciado hijo de puta que está frente a mí, note que muy en el fondo de mi ser estoy nerviosa por su reacción. No porque me asuste, porque no lo hace, pero soy un remolino de emociones ahora mismo y cada una es más contradictoria que la anterior. El pecho de Curtis sube y baja rápidamente. Verlo me hace consciente de lo que estamos sintiendo ambos, porque la rabia, la ira en él, en nosotros, es palpable incluso en el ambiente. Y jugando estamos a ver quién explota primero.