Brittainy Stewart.
Una vez más amanezco con el ruido del mar de fondo, con el olor a sal en el ambiente y completamente relajada. Una pesada mano se aferra a mi cintura y me acalora, además del cuerpo que está pegado a mi espalda y que me hace sonreír. Sentir su fragancia también se ha vuelto costumbre al despertar.
No abro los ojos aún. Quiero disfrutar un poco más de este estado tranquilo, pausado, antes de comenzar el día.
El tiempo que he pasado aquí me ha servido de mucho. No soy capaz de decir que vuelvo a ser feliz, porque ese sentimiento incluye más que una semana de relajación, va más con lo que está sucediendo con mi familia y mi vida como tal. Pero no ha estado mal. He sido capaz de sonreír otra vez y eso, se lo agradezco a este hombre del que sigo solo sabiendo menos que lo
