Chase Baldwin. Miro mi reloj, porque a esta hora debo estar pendiente de mi siguiente detalle de esta primera cita. Según el pronóstico, el sol se pondrá en una hora y hasta el puente de Brooklyn puede que nos tome alrededor de cuarenta minutos. Eso, pensando en que nos encontremos un tráfico aceptable. —No es del agrado de tu acompañante que mires el reloj en plena cita —murmura Vanessa, mientras nos alejamos hacia la salida del parque. La miro y sonrío. –Nuestra próxima parada está un poco lejos y necesitamos llegar a tiempo. Jamás me aburriría de ti, muñeca. De hecho, mi peor miedo es que lo hagas tú. Vane levanta una ceja y se ríe irónica. —¿Que yo me aburra de mí misma? Me río con ella y aunque no debo, detengo el paso y me coloco delante. Agarro su barbilla entre mis dedo