•••El primer encuentro ••• Zeida odiaba las mentiras, en especial si tenía que decírselas a su madre, pero ¿Cómo iba a explicarle que se quedaría en la casa de su sexi jefe?. No había manera de decírselo a su madre sin que ella se escandalizara, así que tuvo que inventar algo. Ni siquiera ella podía creer que estuviera a punto de dormir en la cama de su amor platónico, era como un sueño echo realidad, sonreía tontamente y daba pequeños sorbos de su taza de café. —Si gustas comer algo, no dudes en decirme. La pobre mujer pegó un brinco y tosió un par de veces, el café en su garganta se había quedado atorado unos segundos. —Lo siento, no quería asustarte. Zeida miró a la empleada que los había recibido, por un momento pensó que ya se había ido. —No, está bien. —El señor Maxwell me pi