Xio:
Llegué a la aún gélida calle, con las piernas temblorosas y los pies helados y descalzos, tomé un taxi hasta la casa de Alice. Ahí podría lamer mis heridas como un perro herido por unas horas porque estaba decidida a poder llorar pero también a superar esto.
Irónico ¿No? Que hasta cuando trato de no referirme a él como un perro sale una frasecita de mierda haciéndome ver que la única estúpida ilusa soy yo. Pues el realmente nunca me dijo que esperaba algo más de mí. Es lo mejor, es lo mejor, es lo mejor Ximara, me repetía una y otra vez, porque el simplemente ni siquiera fue capaz de negar que no puede sentir amor por ti. Y se quedó parado como un pasmarote viendo como salía del edificio. Llegué a casa de mamá ,abrí la puerta con la lleve de repuesto que tenía en mi cuello y corrí
