—¿A qué se refería? —A nada ya lo conoces, es un idiota. —Oye pero que bien se ve, esta bronceado y más musculoso, los aires de Nevada le sentaron de maravilla. —Vamos a seguir hablando de lo bien que se ve Sam toda la noche, para mejor regresarme a la casa. —Alguien está de mal humor, que barbaridad. —Emily lo siento, pero últimamente todo son problemas, además no dejo de pensar en la amenaza de Robert. —No te preocupes Camila, yo no creo que ningún abogado pueda sacarlo de la cárcel, solo quería asustarte. —Si, tienes razón. —Bueno vamos a cenar y a distraernos un poco ¿te parece? —Si por favor, me urge distraerme. Llegamos al bar y como es él más grande del pueblo obviamente está lleno, encontramos una mesa vacía y nos sentamos, pedimos algo de comer y empezamos a platicar.