Damián. Hemos trabajado todo el día sin parar, no podemos almorzar, tenemos mucho por hacer y casi todos corremos dentro de la empresa, tenemos una colaboración con otra marca de maquillaje de última hora y tenemos que tener todo listo. Danielle trabaja tranquila, me siento mareado. —Cariño, ¿te sientes bien? Estás pálido. —Me siento mareado. —Es por el sexo de esta mañana y además no has comido, Damián. —Tú tampoco. —Solo me importas tú, cariño, yo estoy acostumbrada, no es la primera vez. Danielle le pide a su secretaria un jugo natural de naranja. Unos minutos después la mujer entra con el jugo. Danielle me toma de la mano y nos sentamos en el sofá. Ella acaricia mi mejilla mientras bebo el jugo. —Danielle, puedes seguir trabajando, estoy bien. —No me importa el trabajo, nad

