Sebastián me observa muy sorprendido, sé que lo deje sin palabras pero, desde hoy quiero decir lo que pienso sin ningún remordimiento. —Entonces, te gusta que te hable sucio y descarado —me dice mientras camina hacia mí, con una mirada que mata en un segundo. —Acuéstate, quiero hablar un momento contigo —Me ordena. Yo obedezco, mi corazón palpita como la primera vez que lo vi, en la oficina de su empresa. Me acuesto sobre el gran sofá, abro mis piernas y él se coloca entre ellas. —Mira lo que provocaste en mí, en tan solo en unos segundos —me dice al oído con voz ronca. Siento escalofríos, que recorren por completo todo mi cuerpo. —Quieres tocarlo, esta muy dura y grande, quiere entran en ti, hasta el fondo —me dice mientras introduce un dedo en mi v****a. Sebastián mueve su dedo d