Cuando bajamos del avión noto que esta oscureciendo pero el lugar es bellísimo. Caminamos hasta uno de los autos que hay en la pista y luego que suben el equipaje nos ponemos en marcha. Durante el camino observó por la ventana ya que Apolo se niega hablar conmigo, así que me dedico a observar el hermoso lugar. - ¿Dónde estamos? – pregunto volviéndome a verlo. - Portopiccolo, Italia – responde sin siquiera verme. - ¿Seguirás ignorándome? – pregunto a lo que él simplemente se encoge de hombros. - Iremos a cenar antes de seguir nuestro camino – me informa sin apartar la mirada de su IPad. Un rato después el auto se detiene en un restaurante muy lujoso, bajamos del auto y Apolo me toma de la mano guiándome por el lugar hasta la terraza donde nos sentamos.