–¿Sabes si la señorita Alcott se encuentra en su habitación? – pregunto Ben a la servidumbre, lo que menos queria era volver a entrar en la habitación de ella, eso lo torturaba y lo hacia sentir miserable. Saber que estaba tan cerca de ella pero que aun asi no podia tenerla, lo atormentaba. –Seguramente está durmiendo, los últimos días no se ha sentido bien – respondió la mujer. Benjamin se quedó mirando a la puerta que lo separaba de la habitación de la chica, finalmente y sin otra opción, metió las manos a sus bolsillos, miró al suelo derrotado, suspiró y volvió a su despacho, donde lo estaba esperando Gregory. Su jefe de campaña tenia los dedos en el puente de la nariz tratando de controlarse, estaba harto de tener que limpiar el desastre que siempre hacia el príncipe. –¡Está en