Parecía un sueño tenerlo aquí conmigo y en sus brazos. —También te extraño—le di un beso profundo—. Cariño no llevamos ni un día de estar separados. —Para mí ha sido una eternidad. Me devoraba la boca. —Tu papá —susurré entre cada beso. Se detuvo de golpe para verme a los ojos. —No pienses en él mientras estoy contigo. No tienes que preocuparte. Él no entendía mi preocupación. El inmenso miedo de perderlo. —No puedes decirme eso, cuando sé que tu papá anda también detrás de ti. Sigo con sus besos feroces. —Te amo mi sirena. Eso definitivamente me derritió por completo, pero sabía que lo hacía para distraerme de lo que realmente deberíamos hablar. —¿Qué vas a hacer con él? —le volví a preguntar. Christopher gruñó. —Mujer, deja de pensar en otros hombres. Puse los ojos en blan