Alycia White Seguía en el suelo, no sé por cuánto tiempo. Aquí no había ni rastro de luz. Tenía la boca seca y me deseaba tomar agua. Me acerqué a ver si podía salir de aquí. Moví el candado para ver si lo podía abrir y era completamente imposible. El dóberman empezó a ladrar de nuevo enseñando sus dientes feroces. —No debería ser así, somos los únicos que estamos aquí. —No lo creo. Me estremecí al escuchar la voz profunda de un hombre. —¿Quién eres? — le pregunté. Estaba loca, podía ser uno de ellos y querer hacerme daño. —Eso es lo de menos —se quejó. Así dejó de hablar. No se cuánto tiempo paso y me sonaba la tripa. Trate de pensar en otra cosa. y de una vez pensé en Christopher y pedirle al de arriba que me ayudara. Deseaba que todo esto sea un sueño. —Vendrán por ti—me susu