Desvíe la vista cuando él se apartó, mis mejillas estaban demasiado ruborizadas, lo sentía en el ardor en mi piel, seguramente todo mi rostro estaba de la misma forma. Me limité a guardar silencio, tenía mucho que decir, pero mis palabras no valían nada frente a una propuesta de matrimonio que él mismo había deseado y según él no la amaba. ¿Podía creer en eso? —Perdón si te ofendo, pero debia hacerlo antes de... —¿Casarte?—dije con desprecio—espero que ahora estés satisfecho, tienes todo lo que deseaste. ¿No? —No todo—dijo levantándose, en ese instante entro la señora Martha, no traía consigo nada, así que era de suponerse que había pedido el favor algún empleado de la cocina. Cuando entro Roy salió sin decir nada, se fue calmando, pero de alguna forma estaba molesto. —¿Qué paso?—pregu

