—Yo era una niña cuando eso sucedió. En aquella época todavía no trabajaba para la familia Dashwood, pero solía ir a de vez en cuando junto con mi padre cuando le daba razones de criadero al antiguo señor Dashwood—explicó con cierto tono nostálgico—fue una noche de tormenta cuando llegamos, había varios carruajes estacionados y cuando entramos a la casa el señor Dashwood no lo recibió como siempre debido a sus visitas, en esa ocasión lo hizo la señora, ella se llevó a mi padre a la oficina del señor y yo me quedé en el vestíbulo jugando. En ese momento, escuche voces de las personas que se habían reunido en el salón y todos discutían sobre un asunto qué tenía que ver con el príncipe bastardo. Yo escuche ese debate porque era habitual por esa época hablar sobre ese supuesto personaje qué pa
