La curiosidad y la preocupación de saber el porqué había recibido un disparo, me obligaban a cuestionarle y obtener una respuesta para tranquilizar mi corazón, pero el frío que entraba en la bodega y mi propia timidez me lo impidieron. Caminamos hacia el interior, pasando por la cocina, los empleados nos miraron sorprendidos, quizás porque todos estábamos acostumbrados a ver al gran señor Dashwood con elegantes trajes y con un porte pulcro, aquel hombre perfecto que era el heredero del linaje de la familia Dashwood, pero el hombre que camino a mi lado sin sentir pena o vergüenza por su apariencia, era Roy. Continuamos hasta llegar al vestíbulo, donde la señora Agatha se encontraba regañando a un par de mucamas, las conocía o al menos de nombre, la de cabello castaño era Clarise y la chi