Narra Bett Nuestra bebé comía y llenaba su pañal como si no hubiera un mañana, mis ojos estaban hinchados, el pequeño monitor en la habitación de Tania se conectaba con el nuestro haciendo que el nuestro sonará cada hora, ella solo se calmaba cuando la acostaba en mi pecho, quizá los latidos de mi corazón la calmaban, no lo sabía, pero se lo preguntaría a mi madre, quizá conseguir una nana para ella sería lo mejor, me había tomado los dos meses legales para hacerme cargo de ella, pero debía volver al trabajo después, no podía soportar el hecho de dejarla con alguien más cada madrugada y verla por las tardes, Franco decía que yo podía decidir ceder mi puesto, pero era algo que jamás me daría el lujo de experimentar, manejar la empresa familiar había sido un gran logro para mí, me hacía sen